Quince aulas, siete laboratorios, una gran sala de profesores, una biblioteca-sala de estudio y un acogedor atrio central caracterizan la nueva estructura de la escuela totalmente de madera, con laboratorios equipados con paredes móviles flexibles para diversos usos didácticos y recreativos.

El comedor se ha dividido en dos partes para satisfacer tanto las necesidades de los niños más pequeños como de los más grandes; el gimnasio ya ha sido diseñado para albergar una pequeña tribuna y un campo de deportes exterior adyacente; la zona verde se ha organizado en huertas didácticas, espacio para juegos y mobiliario de exterior, con la creación de zonas de recreación y un anfiteatro al abierto.

Todo realizado en sólo 160 días: un tiempo récord.

Una escuela a impacto cero

Se trata de una escuela construida prácticamente a impacto cero, que supera con creces los estrictos criterios de acceso a la clase A: el consumo será de sólo 0,4 kw/hora (la clase A es de entre 1 y 8 kilovatios/hora) sólo porque, al estar cerrada en verano, no se puede aprovechar plenamente la energía desarrollada por los sistemas fotovoltaicos.

La estructura de la escuela es enteramente de madera, antisísmica, con una conformación planimétrica desarrollada siguiendo la forma alargada y articulada del lote, caracterizada por un movimiento de los volúmenes con pantallas de madera que se integran armoniosamente con el proyecto de la parte verde propuesta, con barreras insonorizadas integradas en los arreglos exteriores, convirtiéndose en verdaderos elementos arquitectónicos. La escuela es totalmente eléctrica, con un índice de rendimiento energético mínimo y una potencia máxima del sistema fotovoltaico de 100 kW, todo ello para asegurar la reducción del consumo de energía. Todo el espacio exterior también estará equipado para uso didáctico.